martes, 16 de noviembre de 2010

Tecno ética
 Tecnoética no viene de ética tecnológica, sino de la palabra griega noetikos, que significa mente. Por lo tanto, tecnoética representa el punto de encuentro de la tecnología y la mente. El encuentro de la física de la información con la biotecnología, una forma de cultura post-biológica. Esta combina la conciencia con la tecnología, lo antiguo con lo moderno, lo espiritual con lo artificial y lo cósmico con lo cultural.
La tecnoética es una disciplina filosófica que reflexiona sobre la valoración moral de los fines y usos de la técnica y la ciencia .   La ciencia pura es, o devé ser neutral, en cambio, la tecnología , como aplicación que es de los conocimientos científicos, puede ser utilizada con fines contrarias al bien de la Humanidad.   De ahí la necesidad de la tecnoética.
El ámbito de la tecnoética abarca el campo de las relaciones entre ciencia, técnica y sociedad.   Se interesa especialmente por los cambios que provocan la tecnología y la información en el ámbito de las valoraciones morales, por las consecuencias asociadas al uso de las tecnologías, los procesos de innvocación y por las consecuencias de la tecnología sobre la economía del conocimiento, especialmente en el ámbito de la creación de una cibersociedad .
La tecnoética estudia la relación entre las opciones tecnológicas y sus consecuencias éticas.
La tecnoética es la especialidad de la ética que se ocupa de las implicaciones morales de las aplicaciones de la técnica. En los últimos años, la ética ha experimentado un giro muy interesante hacia lo que se ha dado en denominar "ética aplicada". Así, han surgido áreas de investigación como la ética de la ciencia y de la técnica: ética de la biología o bioética, ética de la salud, ética de la computación, ética de los negocios, ética de la comunicación, etc. Sin duda alguna, muchos de estos campos de investigación han aparecido como consecuencia de los avances tecnológicos y de los cambios sociales (por ejemplo, el descubrimiento del genoma humano, el uso de embriones para la producción de células madre, la rápida difusión de la informática y de Internet com herramientas de comunicación y de almacenamiento de datos, el auge de los medios de comunicación de masas y su conversión en negocio millonarios, etc.). Una aplicación ética directamente relacionada con la ética de la técnica es la ética medioambiental y también la reflexión ética sobre los derechos de los animales (por ejemplo, la polémica sobre experimentación con animales de laboratorio).
 La tecnoética intenta comprender y ayuda a perfilar unas reglas para la nueva sociedad tecnológica que lo invade todo. Define y describe la sociedad de la información desde un punto de vista que nos llamará la atención a muchos de los que estamos implicados en ella, con una distancia muy efectiva y saludable, y afirma con rotundidad que no podrá ser una sociedad de control tecnológico si no aprendemos a gestionarla con reglas éticas.
 Tanto la ciencia como la tecnología sólo pueden estudiarse dentro del contexto social en el que se manifiestan; ya que sus desarrollos han modificado esencialmente la relación de los seres humanos con el medio ambiente y la interacción con sus congéneres. La sinergia de estos factores: fenómenos naturales y acciones sociales se ve reflejada en la creciente complejidad y los efectos adversos inesperados que las innovaciones tecnológicas producen y que exceden la capacidad de previsión de los científicos. “Los científicos, demasiado ocupados en sus tareas de investigación y experimentación, demasiado urgidos por los empresarios que financian esas tareas, y, ahora, además, fascinados, maravillados ante las inmensas posibilidades inéditas con que se encuentran, no tienen tiempo ni tampoco muchas ganas, de ponerse a calcular los riesgos que todo esto implica para la salud y el medio ambiente. (…)No es que ignoren los riesgos implícitos en lo que hacen, sino que sus tareas se han vuelto demasiado específicas; sienten que no pueden ocuparse de todo.
 A todas luces emerge la necesidad de un control externo a la propia comunidad tecnocientífica, un límite moral a la ya infinita gama de posibilidades tecnológicas. Introducir como componente fundamental la reflexión ética con el mismo grado de importancia con que se dirimen las cuestiones epistemológicas. Promover el reconocimiento de los factores sociales y culturales en los que se manifiesta el conocimiento científico y que modificarán sustancialmente la vida de las personas.
 El ejemplo típico lo tenemos en la mayoría de los jóvenes, para quienes la posesión de determinados productos tecnológicos deja de estar en el orden del tener y pasa al orden del ser, como elemento que configura la propia identidad. Esto sucede, generalmente, en forma sutil e inadvertida. Lo natural y lo artificial aparecen como una unidad de mutua interdependencia. La elección de determinadas tecnologías puede llegar a establecer la percepción que tenemos de nosotros mismos como individuos y condicionar nuestras relaciones sociales. “La consideración de cuestiones sociales y morales de una práctica científico-tecnológica particular puede revertir más importancia que cualquier detalle de contrastación científica.”
 La tecnoética refiere al estudio de los códigos morales inherentes a las diversas ramas de la tecnología, tanto los adoptados de hechos como los aceptados de palabra (pero no siempre de hecho) cuanto los que debieran adoptarse. Toda actividad humana es controlable o criticable a la luz de un código de conducta que es en parte moral y en parte legal. Bunge (2000) explicita unas máximas de tipo axiológico o moral, tales como: el hombre está separado de la naturaleza y es mas valioso que esta; el hombre tiene el derecho y el deber de someter a la naturaleza en su propio beneficio (individual-social); el hombre no es responsable de la naturaleza: podrá proteger a su hermano (por ejemplo haciéndole preso) pero no es la nana de la naturaleza; la tarea suprema de la tecnología es alcanzar la explotación más compleja de los recursos naturales y humanos (maximizar el PTB al menor costo), sin importarle nada más; los tecnólogos y los técnicos son moralmente irresponsables: su deber es desempeñar sus tareas sin dejar distraer por escrúpulos estéticos o éticos. Estos últimos son de responsabilidad exclusiva de quienes formulan la política tecnología, y muy particular los políticos.
 Estas máximas constituyen el núcleo de la tecno ética que ha prevalecido hasta ahora en todas las sociedades industriales, cualquiera que sea su tipo de organización social. La tecnología no justifica dichas máximas sino que estas han servido para usar y abusar de la tecnología. El uso de esa tecno ética justifica el lado oscuro de la tecnología. Bunge (2000:209) define a la praxiologia como “los estudios que dan cuenta de la acción humana en general, sea racional o irracional. Sin embargo, hoy día se observa un cambio en la forma en que el hombre valora la naturaleza y la usa racionalmente con criterios de sostenibilidad y sustentabilidad. Se ha venido comunicando a la sociedad una conciencia ecológica. Las empresas por su parte, están llamadas a cultivar una responsabilidad social. La tarea suprema de la tecnología es a favor del hombre y su bienestar, incluyendo las futuras generaciones.


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